miércoles, 29 de febrero de 2012

Las razones de arriesgar el presente por el futuro...

"Tengo una mujer a la que adoro -dijo el joven hipias- pero mi amante me vuelve loco de placer.
¿tengo que dejar a mi mujer para vivir con mi amante o renunciar a mi amante y quedarme con mi mujer?

Después de un tiempo de reflexión, el oráculo sale de la boca de Socrates:

- hagas lo que hagas te arrepentirás -"





Una temporada con Lacan, Pierre Rey.

viernes, 17 de febrero de 2012

Toda convicción es una cárcel.

"Uno se embarca hacia tierras lejanas, o busca el conocimiento de hombres, o indaga la naturaleza, o busca a Dios; después se advierte que el fantasma que se perseguía era Uno mismo."

                                              Uno y el universo, Ernesto Sábato.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Es el amor con sus mitologías, con sus pequeñas magias inutiles...


"¿Saben lo que realmente desea el hombre? -inquirió el doctor, esbozando una sonrisa burlona ante el rostro inmóvil del barón-. Una de dos: encontrar a alguien que sea tan estúpido como para poder mentirle, o amar hasta el punto de que el objeto de su amor pueda mentirle a él."

El bosque de la noche, Djuna Barnes.

martes, 14 de febrero de 2012

El título de un libro condena a sus lectores.

"...Clásico es aquel libro que una nación o un grupo de naciones o el largo tiempo han decidido leer como si en sus páginas todo fuera deliberado, fatal, profundo como el cosmos y capaz de interpretaciones sin término[...]Las emociones que la literatura suscita son quizás eternas, pero los medios deben constantemente variar, siquiera de un modo levísimo, para no perder su virtud. Se gastan a medida que los reconoce el lector. De ahí el peligro de afirmar que existen obras clásicas y que lo serán para siempre[...]Clásico no es un libro (lo repito) que necesariamente posee tales o cuales méritos; es un libro que las generaciones de los hombres, urgidas por diversas razones, leen con previo fervor y con una misteriosa lealtad."


"Sobre los clásicos", Nueva antología personal, Jorge Luis Borges.

sábado, 11 de febrero de 2012

La ironía es una tristeza que no puede llorar y sonríe.

"No voy a dejar de hablarle sólo porque no me esté escuchando. Me gusta escucharme a mí mismo. Es uno de mis mayores placeres. A menudo mantengo largas conversaciones conmigo mismo, y soy tan inteligente que a veces no entiendo ni una palabra de lo que digo."

Oscar Wilde

martes, 7 de febrero de 2012

Donde quiera que ella estuviese, allí estaba el Edén.

No espero nada. Esto no es horrible. Después de resolverlo, he ganado tranquilidad. Pero esa mujer me ha dado una esperanza. Debo temer las esperanzas. Tal vez toda esa higiene de no esperar sea un poco ridícula. No esperar de la vida, para no arriesgarla; darse por muerto, para no morir. Ya no estoy muerto: estoy enamorado.


                                Adolfo Bioy Casares.

sábado, 4 de febrero de 2012

Detrás del libro debe haber un hombre.

Cuando Mara, la tentadora, intenta apartar de su camino a Buda empleando todas las artes de la seducción y la intimidación, llega a decirle, entre otras cosas: ¿Con qué derecho pretendes tú reinar sobre los hombres y el universo? ¿Acaso has sufrido por el conocimiento?
Y es que, en efecto, la amplitud y profundidad de un intelecto se miden por los sufrimientos que ha asumido para adquirir el saber. Nadie sabe sin haber atravesado ciertas pruebas. Un espíritu sutil puede ser perfectamente superficial. Es necesario pagar cada paso dado hacia el saber

Émil Michel Cioran. 

viernes, 3 de febrero de 2012

¡Cuántas palabras, cuántas nomenclaturas para un mismo desconcierto!

"Vos y yo somos dos entes absolutamente incomunicados entre sí, salvo por medio de los sentidos y las palabras, cosas de las que hay que desconfiar si uno es serio."


Rayuela, Julio Cortázar.

miércoles, 1 de febrero de 2012

La soledad no te enseña a estar solo sino a ser único.


Casulla: -Su hermano creo que era soltero, ¿verdad?-
Jack: -¡Oh, sí!-
Miss Prism: -La gente que vive únicamente para el deleite lo suele ser.-

La importancia de llamarse Ernesto, Oscar Wilde.

La tristeza de los domingos.

El fin de semana suele ser para muchos una esperanza, una esperanza de que algo se produzca en la vida, que algo venga a romper el aburrimiento, de que alguien nos venga a salvar la vida con una palabra, que conozcamos una persona maravillosa, de que suceda alguna cosa que produzca un cambio en nuestra vida, después de todo, la única manera  de combatir el aburrimiento es con modificaciones, el aburrimiento consiste en la sensación de que no hay próxima ninguna modificación, eso es el aburrimiento. Y el domingo a la tarde sucede lo mismo que en las fiestas cuando son las 5 de la mañana, que uno se da cuenta de que ha esperado en vano, que no ha ocurrido nada extraordinario, que no han venido personas a salvarnos la vida ni hemos conocido mujeres maravillosas, entonces, tiene sabor a desengaño esa hora...

                                                                                  Alejandro Dolina.

El genio artístico o literario no es garantía de lucidez política.


Alicia Jurado: Usted, Borges, siempre se ha enamorado de mujeres un poco tontas.
Borges: Es que la inteligencia es siempre comprensible, pero en la estupidez hay un misterio que resulta atrayente.

Borges me contó que en cierta ocasión, en un banco, una empleada le dijo: «Aunque conozco su saldo, lo verificaré porque no me gusta decirle una cosa por otra». Y me comentó: «Esa señorita acababa de dar muerte a la metáfora».

"Dos vendedores de baratijas, Mosche y Daniel, se encontraron en las estepas de Rusia.
«¿A dónde vas Daniel?», dijo uno al otro. «A Sebastopol», dijo el otro. Entonces, Mosche lo miró fijo y dictaminó: «Mientas Daniel. Me respondes que vas a Sebastopol para que yo piense que vas a Nijni-Negrónod, pero lo cierto es que vas realmente a Sebastopol. ¡Mientes, Daniel!»
                 .(Jorge Luis Borges, diario La Prensa de Buenos Aires, 1928)

En un café de Buenos Aires, Estela Canto, ex pareja de Borges, poseedora del manuscrito de El Aleph (cuento que, además, le está dedicado), le confiesa al escritor que piensa vender ese original. Borges no se opone. “Pero voy a esperar a que te mueras –agrega ella- para que valga más”. Herido, Borges responde con una frase ambigua: “Si yo fuera un caballero, en este momento iría al baño y se escucharía un tiro”.

Borges, que sentía tan profundamente sus desdichas amorosas, mostraba menos sensibilidad cuando los pesares eran de otro. En ese caso, se imponía su costado racionalista. El sobrino de Borges, Luis, después de una dolorosa ruptura con una chica decía: «Quiero verla por una última vez. ¡Sólo una última vez!». Y Borges, creyendo que estaba aportándole un consuelo, le explicaba: «Ya la viste una última vez».


                             El otro Borges
, Mario Paoletti.