"Una vez en un bar, un hombre me preguntó a qué sabían los libros. Se me ocurrió una respuesta inmediata, pero no quise hacer que se sintiera totalmente idiota, de modo que hice como que me lo pensaba y al cabo de un rato le contesté: 'Amigo mío, dado el abismo que separa todas tus experiencias de las mías, lo más cerca que te puedo situar de ese sabor tan único es decirte que los libros, así, por término medio, saben a lo mismo que huele el café"
Firmin, Save Savage.
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