"...Haz todas estas cosas, maldita sea, porque no hay nada peor que una
chica que lee. Hazlo, te digo, porque una chica que lee posee un
vocabulario capaz de describir el descontento de una vida insatisfecha.
Una chica que lee hace alarde de un vocabulario que puede identificar lo
espacioso y desalmado de la retórica de quien no puede amarla, y la
inarticulación causada por el desespero del que la ama en demasía. Un vocabulario, maldita sea, que hace de mi sofística vacía un truco barato. Sabe y
exige, como corresponde, que el flujo de la vida venga con una
corriente de decepción. Una chica que ha leído sobre las reglas de la
sintaxis conoce la pausas irregulares (la vacilación en la respiración)
que acompañan a la mentira. Sabe cuál es la diferencia entre un episodio
de rabia aislado y los hábitos a los que se aferra alguien cuyo amargo
cinismo continuará luego que de ella haya pronunciado un inseguro adiós.
No salgas con una chica que lee porque ellas han aprendido a contar
historias: tú, el que me ha hecho la vida tan difícil.
La chica que
lee me hace querer ser todo lo que no soy. Pero soy débil y te fallaré
porque tú haz soñado, como corresponde, con alguien mejor que yo y no
aceptarás una historia que no sea digna de ser narrada. No te resignarás
a vivir sin pasión, sin perfección. Por eso, largo de aquí, chica que
lee, coge el siguiente tren que te lleve al sur y llévate a tu Hemingwey
contigo. Te odio, de verdad te odio.
Es fácil salir con una chica que lee. Regálale libros en su cumpleaños,
en navidad y en cada aniversario. Dale un regalo de palabras. Dale a
Neruda, a Pound, a Cummings y hazle saber que entiendes que las palabras
son amor. Comprende que ella es consciente de la diferencia entre
realidad y ficción pero que de todas maneras va a buscar que su vida se
asemeje a su libro favorito. No será culpa tuya si lo hace.
Miéntele, si entiende de sintaxis también comprenderá tu necesidad de
mentirle. Detrás de las palabras hay otras cosas: motivación, valor,
matiz, diálogo. No será el fin del mundo.
Fállale, la lectora sabe
que el fracaso lleva al clímax y que todo tiene un final, pero también
entiende que se puede volver a empezar una y otra vez y aun así seguir
siendo el héroe.
Sal con una chica que lee porque te lo mereces. Te
mereces una mujer capaz de darte la vida más colorida que puedas
imaginar. Si sólo tienes para darle monotonía, horas trilladas y
propuestas a medio cocinar, te vendrá mejor estar solo.
Pero si quieres el mundo y los mundos que hay más allá, invita a salir a una chica que lee"
Sal con una chica que no lee, Charles Warnke.
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