...Más tarde comprendiste y no hubo pena, me cediste la
ciudad de tu más profunda piel desde tanto horizonte diferente, después de
fabulosas máquinas de sitio y parlamentos y batallas. En esta vaga vainilla de
tabaco que hoy me mancha los dedos se despierta la noche en que tuviste tu
primera, tu última pena. Cierro los ojos y aspiro en el pasado ese perfume de
tu carne más secreta, quisiera no abrirlos a este ahora donde leo y fumo y
todavía creo estar viviendo.
Tu más profunda piel, Julio Cortázar.
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